En el Museo de "El Cigarralejo" confluyen las tres facetas que caracterizan a este tipo de Museos: Conservar, Estudiar y Difundir nuestro Patrimonio.
Fruto del amor y los desvelos de D. Emeterio Cuadrado es el museo monográfico de El Cigarralejo, en Mula, instalado en las dependencias del Palacio de José Llamas, marqués de Menahermosa, edificado en el siglo XVIII.
En este museo encontramos material arqueológico encontrado en el yacimiento ibérico del Cigarralejo, este fue un asentamiento prerromano, en el cual solamente se ha excavado la necrópolis. El yacimiento esta datado entre los siglos IV a.C.
Las diez salas del Museo del Cigarralejo, ordenadas cronológicamente, muestran la destreza y sensibilidad de los iberos en la confección de armas: lanzas, jabalinas, espadas, puñales de antenas atrofiadas, escudos rectangulares y redondos, cuchillos y cascos con penacho.
En la sala dedicada a la cerámica hay objetos de varios tamaños, formas y calidades.
Los iberos ya no comían de la misma fuente; la vajilla de mesa, decorada con pintura, disponía de jarras y copas para la bebida, y de platos, fuentes y cuencos para la comida.
Usaban pequeños recipientes de perfumes, pinturas o cremas, y otros de gran tamaño y boca ancha donde almacenaban frutos secos, miel, aceite y bebidas.
La costumbre ibera de enterrar a los muertos incinerados, nos ha permitido reconstruir la vida cotidiana del poblado, e incluso, reconocer el estatus social del difunto.
Los introducían en unas vasijas de entre 20 y 80 centímetros, la mayoría lucen representaciones geométricas y motivos florales pintados en rojo, un color sagrado, y en torno a ellas colocaban el ajuar: armas si eran guerreros, y cuentas de collar, anillos y útiles de casa si eran mujeres.
Las tumbas se encuentran tal y como fueron depositadas originariamente, lo que constituye de por si un documento de primera mano. En ellas se ha encontrado cerámica bellamente decorada con motivos geométricos, armamento realizado en hierro, útiles y herramientas utilizados en las labores agrícolas y ganaderas, joyas, pequeños objetos con que se adornaban , semillas, frutos y huesos de animales con los que se alimentaban.
Salas de Exposición Permanente
En las 10 salas de exposición permanente, con que cuenta el Museo, ubicadas en la planta principal del edificio –en origen dedicada a la vivienda de los marqueses de Menahermosa– se ofrece al público, de forma paralela el mundo de la muerte y el de la vida.
En cada sala se pueden contemplar una sucesión muy variada de ajuares funerarios completos. La ordenación es cronológica de mas antiguo a mas reciente.
Cada sala se dedica a uno de los temas sociales o culturales, que se ilustran o con un ajuar completo alusivo al mismo, o con objetos individuales extraídos de varias sepulturas.
Todo esto confiere a la exposición un valor sumamente didáctico, que nos acerca a la vida y a las obras de la sociedad ibérica, sin olvidar aspectos tan importantes como el científico o el carácter estético de la muestra.