Los restos de la fortaleza de Cieza responden a un tipo de fortificación islámica muy característico, que formaba la parte más inaccesible y difícil de asaltar de las defensas de la antigua Siyâsa, y que a su vez controlaba también toda el área circundante, incluida la propia ciudad.
En la actualidad, de la alcazaba ciezana se conservan visibles un torreón de planta cuadrada y un lienzo que parte de uno de sus flancos. Sin embargo, junto al excepcional yacimiento de la urbe musulmana, constituyen un conjunto monumental muy importante en el contexto arqueológico de la Región de Murcia, que se encuentra declarado Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.
La fortaleza de Cieza, o alcazaba de Siyâsa (denominación de la población islámica que dio nombre a la urbe actual), se sitúan sobre una altura rocosa llamada monte del Castillo, que se yergue, a casi 600 metros sobre el nivel del mar, muy próxima al paso del río Segura hacia el Valle de Ricote. De esta manera ejerce un pleno control no sólo sobre el cauce fluvial, sino también sobre diversos caminos y cañadas que se extienden por las orillas del río.
En su inmediata cercanía, al mediodía de la construcción, se sitúan las ruinas de la población a la que perteneció la alcazaba: el hisn de Siyâsa: un importante espacio urbano en época islámica.
A las ruinas del despoblado musulmán y su alcazaba se accede, libremente, desde el núcleo urbano de la ciudad actual, que se sitúa en una cota más baja que la población antigua.