Con la llegada de los musulmanes en el siglo VIII y más concretamente con la fundación de la ciudad de Murcia en el 825 por Abd al Rahmán II como respuesta a los problemas tribales de la ciudad de Lorca, comienza a desarrollarse lo que sería la huerta de Murcia.
La importancia de dicha huerta radica en su infraestructura de riego que abastece a toda la Vega Baja gracias a una importantísima red de acequias que tan solo es equiparable a construcciones radicadas en Oriente Próximo, donde al igual que en esta región el agua es un bien muy escaso que hay que aprovechar al máximo.
Este sistema de regadío tuvo antecedentes en época romana, ya que al parecer data de este periodo la construcción del primer azud , elemento que es esencial para esta red de canalizaciones , al operar como una presa que hace que el agua se acumule y suba de nivel.
Del azud se hacían partir dos acequias, la Aljufia, que va a dar agua a toda la zona Norte de la Huerta y la acequia Alquibla que, por el contrario va a abastecer a toda la zona Sur.