El monumento funerario de la Torre Ciega forma parte de la necrópolis mejor conocida de la arqueología cartagenera. El monumento es conocido por la historiografía ya desde el siglo XVIII. La primera descripción que se conoce la hizo el historiador murciano Francisco Cascales; a partir de él se han ocupado de la Torre Ciega prácticamente todos los historiadores locales que han escrito sobre el pasado cartagenero y que han expuesto las más diversas hipótesis sobre su uso y función.
En la actualidad, su interpretación como monumento funerario está fuera de toda duda, gracias a los estudios arqueológicos realizados en su entorno y a la comparación con paralelos similares repartidos por la península ibérica y otros lugares del Imperio Romano.
Es el único resto arqueológico de este tipo que se ha conservado prácticamente completo en la comarca de Cartagena, aunque con seguridad no fue el único, y se ha convertido en un testimonio más de la importancia y monumentalidad de Cartago Nova.