La antigua fortaleza y muralla de Molina de Segura se emplazó, aproximadamente, en el actual centro del casco urbano de esta población, en su cota más alta y espacios aledaños. Tradicionalmente se ha situado en la zona actualmente denominada como Barrio del Castillo, y se extendería, aproximadamente, desde la calle de Nuestra Señora de la Consolación hasta la de San Ignacio. Desde allí se dominó perfectamente buena parte de la Vega del Segura, cauce hídrico que explica y caracteriza a la localidad.
El acceso al lugar donde una vez se emplazó esta construcción se realiza libremente, a través del propio centro urbano de Molina de Segura.
Los orígenes de la fortificación se remontan, al menos, a época islámica, fechas en las que están datadas las estructuras fortificadas halladas recientemente durante la excavación del solar de la antigua factoría de Maximino Moreno, en el que han intervenido los arqueólogos Ramírez Aguila y González Caballero. Estos muros y torres fueron levantados hacia el siglo XII en un importante enclave estratégico que dominaba buena parte de las explotaciones agropecuarias regadas por el Segura, además de vigilar y controlar un significativo cruce de caminos, entre el Levante hispánico y el sur peninsular. Tras la conquista castellana del reino de Murcia, y su posterior despoblamiento, la villa fortificada hubo de reducir su perímetro, aunque no su importancia en el contexto medieval, pasando a formar parte del patrimonio nobiliario de los adelantados mayores del reino, primero de los Manuel (siglo XIV), y luego de los Fajardo (siglo XV en adelante).
La muralla de Molina de Segura está declarada Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.