La llamada Torre de los Templarios se encuentra situada en el paraje conocido como las Fuentes del Marqués, a unos dos kilómetros del centro urbano de Caravaca; un lugar muy frecuentado por turistas y caravaqueños que aprecian las bondades de un paisaje con gran riqueza natural, abundante masa arbórea y canales de aguas cristalinas.
A la torre y a su excepcional entorno se accede por una carretera asfaltada que parte de la propia población de Caravaca. Una vez allí, el visitante dispone de amplios aparcamientos, así como diversas dependencias dedicadas a la hostelería donde completar una agradable visita. Además, la entrada al interior de la torre es hoy posible gracias al establecimiento en su interior del Centro de Interpretación de la Naturaleza de las Fuentes del Marqués.
Origen, forma y función
Los orígenes de esta construcción son algo confusos y habría que situarlos en torno a los siglos XVI y XVII, cuando es posible que se construyese la torre actual sobre otra más antigua. Al parecer, su nombre contemporáneo lo recibiría ya por remembranza decimonónica de la encomienda de la Orden del Temple, establecida en Caravaca por la corona de Castilla durante los primeros años transcurridos desde la Reconquista. La obra actual estaría relacionada con una explotación rural, a juicio de Navarro Suárez, de tipo señorial, que aprovecharía los excelentes recursos hídricos del lugar.
Se trata de una obra de planta cuadrangular, de generosas dimensiones, sobre cuya puerta se abre un característico óculo. Sus muros, levantados con sillería bien labrada, y sus grandes vanos, ya denotan el poco –o nulo– carácter bélico de la torre.
La torre de los Templarios está declarada Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.