El abrigo del Buen Aire se localiza en la Sierra de la Cingla, a unos 800 metros sobre el nivel del mar, concretamente en el monte de Peñarubia, en cuyas faldas se encuentra el Barranco que da nombre al yacimiento.
El acceso a esta estación rupestre no es complicado: tras adentrarnos en la carretera de Jumilla a Yecla, a la altura de la pedanía de La Alquería se toma una carretera de tierra que parte de este pueblo, en la primera bifurcación se abre un camino hacia la izquierda que finaliza en un caserío abandonado situado al pie del cerro. Desde ahí parte un pequeño sendero, que salva una pendiente de poco más 100 metros de la altura y que llega hasta el abrigo, protegido por una valla.
El enclave está situado en un lugar estratégico, elevado, dominando un gran espacio por el cual discurría una de las más importantes vías de comunicación, que ya desde la Prehistoria unía el litoral de las actuales provincias de Alicante y Murcia con la meseta a través de la comarca del altiplano.
Las representaciones pictóricas halladas en este y otros abrigos jumillanos pertenecen a dos estilos diferentes: por un lado al Arte levantino (6000-3000) a.C, que usando el color rojo, representa tanto figuras humanas, generalmente masculinas en escenas de caza, bélicas o de danza, como de animales, casi siempre bóvidos, cápridos y cérvidos. Por otro, el arte esquemático (5000-2000 a.C) , también usualmente materializado en pintura roja, representando con trazos gruesos figuras humanas y de animales en un estilo que roza prácticamente la abstracción.