Objetos de adorno personal
Objetos de adorno personal

Objetos de adorno personal

En el tocador de la mujer romana existía una gran variedad de tarritos, botellas y ungüentos para aceite y perfume.

Con espátulas y cucharitas de hueso se trituraban, mezclaban y aplicaban colores para acentuar las pestañas y los ojos. Los más frecuentes eran azul egipcio para los párpados, rojo para los labios y pómulos, y ungüento blanco para el rostro.

Disponían también de largas agujas, alfileres o punzones de hueso para sostener las trenzas, los rizos y postizos sobre su cabeza. En ocasiones, los extremos de estas piezas se ornamentaban con una figura decorativa.

La vajilla

La vajilla que forma el ajuar cerámico cotidiano consistía en una abundante variedad de recipientes clasificados según su función. En los primeros siglos del Imperio era muy popular una vajilla de color rojo llamada sigilata que se decoraba a veces con relieves inspirados en escenas mitológicas o de la vida cotidiana.

En la vitrina se puede contemplar un plato muy plano para el uso específico de comer pescado tal y como aparece ilustrado en su decoración.

La vajilla de mesa más habitual estaba compuesta por platos y fuentes para comer y cuencos cubiletes y vasos para beber. Forman parte de la cerámica de cocina las ollas, cazuelas, tapaderas, fuentes y platos para el horno.

Lucernas

En el interior de las casas el procedimiento más utilizado para la iluminación eran las lámparas de aceite o lucernas.

La fabricación se realizaba mediante un molde y como señal de calidad llevaban la marca o señal del fabricante, al margen de las decoraciones y figuraciones.

Pesas

Tradicionalmente, las mujeres cardaban e hilaban la lana, tejían y cosían. En los telares verticales los hilos se tensaban mediante pesas de barro anudándose a las perforaciones de éstas que frecuentemente tienen forma de pirámide truncada. Para coser se empleaban agujas dotadas de una o varias perforaciones.

Para pesar, los romanos utlizaban unas balanzas que nosotros denominamos por ese motivo romanas. Estas balanzas tenían unos contrapesos llamados ponderales.