El pozo, como la mayoría de los diseminados por nuestra comunidad, se encuentra en un avanzado estado de ruina, tan solo un lienzo de 1,5 metros de alzado que se mantiene en pie nos acerca a su antigua estructura.
El alzado que queda en pie está realizado con mampostería, en el que resalta el engobe blanco que lo cubre.
Dada la lejanía de su abandono no hemos podido encontrar nadie que recuerde su uso, aunque gente de avanzada edad recuerda las historias de sus padres y abuelos que les contaban como de noche, tan solo al amparo del frío bajaban los mulos y carretas cargadas de éste preciado elemento.
Mantiene una estructura circular con un diámetro aproximado de unos 8 metros y una profundidad de 10 a pesar de los restos materiales que podemos encontrar en su interior.
Las paredes son de piedra trabada con argamasa de cal y tierra con un enlucido de la misma fábrica. La cubierta a dos aguas con tejas de bóveda de cañón hace tiempo que dejó de existir y hoy en día no queda ningún resto que nos recuerde que alguna vez estuvo.
Hay que resaltar que este pozo debe dar gracias de su precaria existencia a la voluntad de algunos vecinos del municipio que han conseguido que no sea destruido completamente.
Este tipo de pozos son frecuentes en toda España, en la Región de Murcia contamos con otros importantes ejemplos como los de Sierra de Espuña, que al contrario que los existentes en este municipio, han tenido la suerte, alguno de ellos, de ser restaurados, o el que se encuentra en la Sierra de la Pila, por citar algunos.