Las culturas más antiguas, prácticamente desapercibidas a nivel constructivo, aunque han quedado claramente manifiestas por elementos cerámicos del Calcolítico y la Edad del Bronce, cerámicas que remiten a la ocupación prehistorica del cerro. Además se han documentado varias tumbas argáricas, en cista, acompañadas de su correspondientes ajuares.
Todos estos restos se encuentran muy alterados por los sucesivos pobladores del cerro que fueron reutilizando o simplemente destruyendo las construcciones previas.
La ocupación ibérica (siglos V-IV a.C.) también se documenta en el cerro y en la ladera del cerro, bajo el actual casco urbano de Lorca.
Los restos en el Castillo son relativamente escasos si bien esto se explica por la reutilización de estructuras posteriores. Sin embargo este debió ser muy importante puesto que bajo el actual casco urbano de Lorca se ha documentado cientos de tumbas de incineración pertenecientes a un gran necrópolis ibérica con ricos ajuares de los que destacan numerosas cerámicas de prudencia ática, armas, objetos de adornos e incluso una rueda de carro construida en hierro y hallada prácticamente completa