Lo único que hoy día podemos admirar de este templo es su campanario y los restos de los muros de la nave.
La intervención realizada en 1995 no añadió nada a lo conservado sino que se limitó a confinar una zona que incluiría el antiguo atrio de la iglesia y que permitiría la conservación de los restos y la creación de un ámbito de paseo y recorrido turístico e histórico.
La torre conserva en su base la fábrica original de construcción, sobre esta se levantan los dos cuerpos lisos y revocados en color claro. A modo de vigía consigue ser la mejor referencia del lugar como monumento histórico y artístico.
Junto a la torre se conservan algunos tramos de muro de la iglesia, la portada, el ábside, la zona de entrada y la zona de altar. No quedan más elementos de la construcción, como las techumbres, tan sólo unas referencias que permitirían imaginar la disposición y composición interna de las zonas más relevantes del templo para la liturgia. La intervención ha incluido elementos de hormigón, como contrafuertes, tras la consolidación de la cimentación.
El atrio del templo es hoy una sucesión de terrazas con gradas que se vierten en dirección tanto al templo como al paisaje. El pavimento utilizado intenta recordar aquel que pudo tener la iglesia en su interior.
Toda la zona posee un perímetro de cerramiento fabricado con un muro de bloque de hormigón que forma hiladas de distinto color. Una de las vistas que aparecen desde este mirador es la Iglesia de Santiago.
Dando a la Plaza de los Gastos, y aprovechando un desnivel, se construyó un centro multiusos con capacidad para cuarenta personas, con acceso directo e independiente.